EL MUSEO CONTEMPORÁNEO
Ideas principales
En primer lugar, antes de
establecer una definición de las características básicas que
fundamentan al museo del siglo XVIII-XX, hemos de partir de un
análisis de fondo del contexto en el que éste nace. Comenzamos pues
por las consecuencias que desencadena la Revolución Francesa y su
impacto en la institución museística, dando lugar a una concepción
totalmente nueva de Museo en relación a la nueva realidad social y
política, y ligado a su vez a la nueva noción de Patrimonio, que en
este escrito no analizaremos más que en su vinculación al Museo.
Como creación del finales del XVIII, el Museo contemporáneo
rompe con sus predecesores, los tesoros o las cámaras de las
maravillas, tal como se expone de manera ejemplar en el texto de
Philip Bloom “El coleccionismo apasionado” donde
se destaca el afán antropológico de reunir todo aquello que quedaba
fuera de lo común, lo extraordinario.
De
éstas cámaras de las maravillas y los tesoros principescos quizás
conserve se conserve en el museo un rasgo, aunque leve, y es el
orden, el sistema de clasificación establecida en las colecciones,
una característica inmanente al concepto de museo. Hemos pues aquí
la primera característica del museo, un espacio contenedor en el
cual lo comprendido, sea cual sea su naturaleza, se somete a un
principio de disposición u orden.
Este
sistema de clasificación responde al nuevo concepto del museo como
espacio de estudio, de erudición, un afán pedagógico nuevo que
pretende poner a disposición del pueblo, el público el conocimiento
que alberga. Esta idea responde a la afirmación de Schlosser de que
en el museo contemporáneo es esencial la accesibilidad intelectual.
El acceso a las colecciones ya no es de una minoría privilegiada,
con la Revolución Francesa el conocimiento se pone a disposición de
la población con una doble función, principalmente didáctica pero
íntimamente relacionada con la política. Me explico, se pretende el
museo como un emblema de la nación, como un espacio de
representación nacional, he aquí la implicación política del
Museo Contemporáneo.
Como
consiguiente, la siguiente cuestión a tratar es la referida a qué
es lo que alberga el Museo Contemporáneo. No cabe duda que en este
tema sigue siendo fortísima la vinculación con el pasado de la
institución, con el afán enciclopédico que induce a abarcar en un
mismo espacio todas las épocas y todas las artes, algo que hoy día
asociamos a globalización.
Es
en este momento cuando hemos de analizar el concepto de Patrimonio,
idea que nace también a raíz de la Revolución Francesa ante la
masiva destrucción de monumentos y que está en continua evolución
y ampliación, llegando a nuestros días al denominado concepto de
“patrimonio inmaterial”. En cualquier caso, patrimonio es
cualquier elemento que se considera digno de admiración y que como
consecuencia ha de ser conservado. Es pues obvia la relación entre
admiración y belleza en este punto, determinando por lo tanto otra
de las ideas fundamentales del Museo Contemporáneo como el lugar
depositario de la belleza. Se justifica con ello la etimología de
Museo1
como “lugar donde habitan las musas”.
Esta
correspondencia entre la belleza y el patrimonio, que remitiéndonos
al enciclopedismo del XVI hace que abarque todas las épocas y el
compendio de las artes, hace que se pueda presentar el Museo
contemporáneo como depositario de la experiencia del pasado, del
tiempo. Es inherente la vinculación de esta idea con la nueva
consciencia de la Historia, del historicismo, y el valor del pasado
que impera en el siglo XIX, de ahí que se considere la época dorada
de los museos. Es ahora cuando el museo se configura como un lugar de
reunión para la contemplación de las obras de arte. Nace también
en este momento el museo como un evento, un espectáculo, cuya
concurrencia en ese marco cronológico puede asimilarse a la del
teatro.
Llegados
a este punto, veo obligada la reflexión sobre lo expuesto para
concluir mi discurso sobre nuevo concepto de museo. Así pues,
podemos resumir las ideas principales del Museo Contemporáneo, como
aquel que nace a finales del siglo XVIII y llega hasta el XX cuando
comienza la crisis de la institución en:
- Un espacio contenedor cuyo contenido se somete a un sistema de clasificación determinado.
- Un depósito de lo bello, lo que es digno de conservar.
- Un lugar de estudio, de erudición no restringido, sino abierto a la población.
- Espacio de la memoria del pasado.
- Un lugar de representación nacional, de ahí que se entienda como su visita como ritual de civilización.
1Museo,
del Latín museum, que a su vez proviene del Griego μουσεïον
(mouseion), que significa “la casa de las musas”.