La
donación Várez Fisa, compuesta por un amplio número de obras
datadas entre los siglos XIII y XVI, constituye una valiosa
aportación que viene a cubrir una más que destacada laguna no
solo en las colecciones del Museo del Prado, sino en discurso expositivo que
desarrolla la pinacoteca como muestra evolutiva de la historia del
arte desde el periodo medieval hasta el siglo XIX.
Sala Várez Fisa, Museo del Prado. |
Si
bien es cierto que de alguna manera completa ese notorio vacío
dentro del Prado, sin embargo la sala dedicada a su exposición destaca más por su inconexión
con el museo que por la coherencia y la cohesión de su inserción en
el desarrollo expositivo. Me explico. Supone, desde mi punto de
vista, una de las más arriesgadas apuestas llevadas a cabo por la
Pinacoteca Nacional, no exenta de controversia.
Tras
un largo periodo de reformas de las instalaciones del museo,
comprendidas entre 2007 y 2010, de la mano de Rafael Moneo, el Museo
del Prado no solo actualizó enlozados y encalados, sino que
aprovechó para poner en marcha una laboriosa y acertada
reorganización de la colección expuesta, apostando por una nueva
disposición de las obras en un discurso con vocación didáctica
ejemplar. El recorrer sus pasillos ahora significaba recorrer la
historia del arte en el sentido estricto de la palabra.
En
este contexto, llega en el año 2013 la donación del Legado Várez
Fisa, un depósito sin "fecha de caducidad" que plantea
serios problemas a la dirección de la institución. En primer lugar
la ubicación, ¿qué obras se exhiben y cuáles quedan relegadas a
los depósitos? y, ¿dónde se las inserta?; y en segundo término la
controversia de qué piezas se quedan y cuáles vuelven a los fondos,
¿habrá que renunciar a obras ya colgadas en las salas?. Unas
preguntas que “por suerte” se plantean cada vez que entra una
nueva donación en el museo. Sin embargo, y como veremos, nos
encontramos ante un caso “especial”.
Fue
la afortunada Sala 52A la elegida para dar cabida a
estas obras. Por tanto, aquellas piezas que colgaban de sus
paramentos desde 2010 tuvieron que ser repartidas por diversas salas.
Así pues, la ahora denominada Sala Várez Fisa determinó no solo
una reorganización del espacio, sino una nueva disposición de las
obras y la modificación del discurso museográfico. Añadir en este
punto como dato llamativo el hecho de que en el conjunto del Museo
del Prado sea éste el único ejemplo de una sala dedicada, única y
exclusivamente, a una donación de cuyo propietario se toma el nombre
para la sala, según palabras de nuestra interlocutora, con la
finalidad de estimular otras donaciones al museo. ¿Es por tanto la
Várez Fisa una novedosa campaña de marketing para el Museo del
Prado?
Sala Várez Fisa, Museo del Prado. |
En
cuanto a la sala y su museografía, es interesante y muy destacada la
organización de las obras y el espectacular alfarje que "cubre"
la sala como un llamativo objeto museable más. Tras conocer la
problemática de la instalación tanto del alfarje como de las
tablas, así como de los criterios seguidos para la restauración de
los mismos e incluso los novedosos sistemas de anclaje y seguridad
realizados para las obras, he de afirmar el acertado resultado de la
sala, totalmente efectista, producto de la colaboración de un gran
número de profesionales y de muy diferentes especialidades. Un
enorme trabajo que quizás a simple vista resulta tan sencillo como
colgar un cuadro, pero que en la práctica dista mucho de esta idea
preconcebida.
A
pesar de ser un logro y un acierto en sí misma, lo cierto es que en
cuanto a su inserción en el conjunto del Museo del Prado, la Sala
Várez Fisa rompe totalmente con el discurso museográfico del museo,
suponiendo quizás un obstáculo para el visitante de a pie, no
especializado, a la hora de comprender el concepto que se pretende
desarrollar con las piezas expuestas a este fin. Se genera de este
modo una cierta confusión en el espacio al romper con la fluidez del
discurso.
Concluir
recordando que el Museo del Prado se dedica a la exposición de las
obras procedentes de las Colecciones Reales a lo largo de la
historia, aunque, hoy día se pretende no sólo presentar la historia
de las colecciones reales y el gusto de la monarquía, sino también
dar una lección sobre la evolución de la historia del arte europeo.
En este sentido se hacen imprescindibles las obras que aporta el
legado Várez Fisa para la comprensión general de la evolución de
los estilos, enriqueciendo enormemente al Museo del Prado en este
ámbito.
Señalar
por último que lo importante de esta revitalización de la
museografía de la institución a consecuencia de la entrada de
nuevas piezas fruto de donaciones o adquisiciones, algo que permite
que el Museo se mantenga como un “ente vivo”, evolucionando y
adaptándose a las nuevas necesidades planteadas tanto por los nuevos
públicos como por las propias obras.