sábado, 14 de junio de 2014

La sala dedicada a la Colección Várez Fisa, una aportación al Museo del Prado.


La donación Várez Fisa, compuesta por un amplio número de obras datadas entre los siglos XIII y XVI, constituye una valiosa aportación que viene a cubrir una más que destacada laguna no solo en las colecciones del Museo del Prado, sino en discurso expositivo que desarrolla la pinacoteca como muestra evolutiva de la historia del arte desde el periodo medieval hasta el siglo XIX.  

Sala Várez Fisa, Museo del Prado.
Si bien es cierto que de alguna manera completa ese notorio vacío dentro del Prado, sin embargo la sala dedicada a su exposición destaca más por su inconexión con el museo que por la coherencia y la cohesión de su inserción en el desarrollo expositivo. Me explico. Supone, desde mi punto de vista, una de las más arriesgadas apuestas llevadas a cabo por la Pinacoteca Nacional, no exenta de controversia.

Tras un largo periodo de reformas de las instalaciones del museo, comprendidas entre 2007 y 2010, de la mano de Rafael Moneo, el Museo del Prado no solo actualizó enlozados y encalados, sino que aprovechó para poner en marcha una laboriosa y acertada reorganización de la colección expuesta, apostando por una nueva disposición de las obras en un discurso con vocación didáctica ejemplar. El recorrer sus pasillos ahora significaba recorrer la historia del arte en el sentido estricto de la palabra.
En este contexto, llega en el año 2013 la donación del Legado Várez Fisa, un depósito sin "fecha de caducidad" que plantea serios problemas a la dirección de la institución. En primer lugar la ubicación, ¿qué obras se exhiben y cuáles quedan relegadas a los depósitos? y, ¿dónde se las inserta?; y en segundo término la controversia de qué piezas se quedan y cuáles vuelven a los fondos, ¿habrá que renunciar a obras ya colgadas en las salas?. Unas preguntas que “por suerte” se plantean cada vez que entra una nueva donación en el museo. Sin embargo, y como veremos, nos encontramos ante un caso “especial”.
Fue la afortunada Sala 52A la elegida para dar cabida a estas obras. Por tanto, aquellas piezas que colgaban de sus paramentos desde 2010 tuvieron que ser repartidas por diversas salas. Así pues, la ahora denominada Sala Várez Fisa determinó no solo una reorganización del espacio, sino una nueva disposición de las obras y la modificación del discurso museográfico. Añadir en este punto como dato llamativo el hecho de que en el conjunto del Museo del Prado sea éste el único ejemplo de una sala dedicada, única y exclusivamente, a una donación de cuyo propietario se toma el nombre para la sala, según palabras de nuestra interlocutora, con la finalidad de estimular otras donaciones al museo. ¿Es por tanto la Várez Fisa una novedosa campaña de marketing para el Museo del Prado? 

Sala Várez Fisa, Museo del Prado.
En cuanto a la sala y su museografía, es interesante y muy destacada la organización de las obras y el espectacular alfarje que "cubre" la sala como un llamativo objeto museable más. Tras conocer la problemática de la instalación tanto del alfarje como de las tablas, así como de los criterios seguidos para la restauración de los mismos e incluso los novedosos sistemas de anclaje y seguridad realizados para las obras, he de afirmar el acertado resultado de la sala, totalmente efectista, producto de la colaboración de un gran número de profesionales y de muy diferentes especialidades. Un enorme trabajo que quizás a simple vista resulta tan sencillo como colgar un cuadro, pero que en la práctica dista mucho de esta idea preconcebida.
A pesar de ser un logro y un acierto en sí misma, lo cierto es que en cuanto a su inserción en el conjunto del Museo del Prado, la Sala Várez Fisa rompe totalmente con el discurso museográfico del museo, suponiendo quizás un obstáculo para el visitante de a pie, no especializado, a la hora de comprender el concepto que se pretende desarrollar con las piezas expuestas a este fin. Se genera de este modo una cierta confusión en el espacio al romper con la fluidez del discurso.

Concluir recordando que el Museo del Prado se dedica a la exposición de las obras procedentes de las Colecciones Reales a lo largo de la historia, aunque, hoy día se pretende no sólo presentar la historia de las colecciones reales y el gusto de la monarquía, sino también dar una lección sobre la evolución de la historia del arte europeo. En este sentido se hacen imprescindibles las obras que aporta el legado Várez Fisa para la comprensión general de la evolución de los estilos, enriqueciendo enormemente al Museo del Prado en este ámbito.
Señalar por último que lo importante de esta revitalización de la museografía de la institución a consecuencia de la entrada de nuevas piezas fruto de donaciones o adquisiciones, algo que permite que el Museo se mantenga como un “ente vivo”, evolucionando y adaptándose a las nuevas necesidades planteadas tanto por los nuevos públicos como por las propias obras.